Los días antes de realizar el juego se pedirá a los/as participantes que recopilen botellas de plástico transparentes que hayan usado en casa, o se aprovecharán botellas de alguna fiesta que se haya hecho en el Centro juvenil. Es importante que sean materiales reciclados, y que no se compren expresamente para la actividad. El día del juego, las botellas se llenarán de agua hasta el borde, pero no se pondrá el tapón. Cada jugador tendrá la suya. A cada botella se le pone un lazo de un color o una pegatina de modo que cada jugador sepa cuál es la suya. Se colocan todas las botellas llenas de agua en zigzag, con bastante separación entre sí. A una cierta distancia (mayor cuanto mayor sean los jugadores), se hace una marca en el suelo paralela a la fila de botellas. Los jugadores se colocarán en fila a lo ancho de la marca, siempre respetando la distancia de 2 metros de seguridad entre ellos. Por turnos cada jugador agarra la pelota y desde detrás de la marca intenta derribar una botella que no sea la suya.
Los jugadores de las botellas derribadas podrán ir hacia ellas para ponerlas de nuevo en pie y evitar que pierdan mucha agua. Se colocan de nuevo todas las botellas en la posición inicial (ahora habrá una o varias con menos agua). Seguidamente, tirará la pelota el siguiente jugador/a. Al terminar el tiempo, se comparan las botellas y gana el jugador cuya botella haya conseguido retener más agua.