Los chicos y chicas se colocarán en un círculo con una distancia de separación de dos metros entre sí. Se elige una persona que no sepa el juego y lo llevamos a una habitación donde no escuche las instrucciones que vamos a dar al grupo.
Una vez hecho esto, el animador/a explica al grupo que la persona es un psiquiatra y nosotros somos los/as locos/as. Dicho psiquiatra tiene que adivinar nuestro problema que no es otro que un desdoblamiento de personalidad porque hemos adoptado a la personalidad del compañero/a de la izquierda o derecha según se establezca. Al psiquiatra se le dice que tiene que resolver nuestro problema mediante preguntas. Todas las preguntas deben ser contestadas como si ellos fueran esa persona (según hayamos decidido, contestamos como si fuéramos el compañero de la derecha o izquierda). El animador/a debe dar unos minutos para que todos/as puedan decir lo suficiente acerca de sí mismos a la persona que los personificara.
Luego trae de regreso al que hace de psiquiatra. El/ella puede hacer cualquier pregunta que quiera y debe tratar de adivinar lo que les esta pasando a estos pacientes. Si el psiquiatra comienza a adivinar el patrón, el líder debe gritar: “¡Psiquiatra!” y todos deben reagruparse tomando la identidad de la nueva persona que esta a su izquierda. Cuando el psiquiatra finalmente llegue a descubrir el patrón, el juego terminara.
Una buena variación de este juego es tener tres o cuatro jóvenes que salgan, para traerlos de regreso de a uno y ver con cuanta rapidez pueden adivinar el juego. Mide el tiempo con un cronometro. Quien adivine en menos tiempo será el ganador.
También puede limitarse las respuestas a una palabra, o sólo sí/no, evitando siempre respuestas muy largas que den demasiada pista del patrón.